II GUERRA MUNDIAL

II-guerra mundial 

Introducción.

El ascenso de los movimientos totalitarios en Europa (Alemania e Italia especialmente), la precaria situación económica mundial tras la crisis de los años treinta, y la debilidad y pasividad de las democracias llevaron al mayor conflicto de nuestra Historia, que cambió totalmente el mundo, retomando en buena medida el conflicto sin cerrar de la Primera Guerra Mundial.

1.Las causas de la guerra.

Pin en segona guerra mundial

El periodo de entreguerras estuvo caracterizado por una enorme conflictividad motivada por los graves errores del Tratado de Versalles, la crisis económica que desató el crack del 29, el auge de los fascismos en varios países europeos, el expansionismo territorial de la Alemania nazi y menor medida de Italia, el aislamiento internacional de la Unión Soviética y el imperialismo de Japón por el sudeste asiático y el Pacífico sur.

1.1 La formación del Eje.

Desde 1931 hasta 1935 Japón, Alemania e Italia llevaron a cabo una serie de acciones donde demostraban su rechazo al orden internacional cuyo máximo representante era la Sociedad de Naciones. Japón fue condenada en 1931 tras atacar China, por lo que abandonó la SDN en 1933. Similar fue el caso de Italia en 1935 tras conquistar Etiopía para crear un imperio colonial en África oriental.

1.2. BANDOS ENFRENTADOS | LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL (1939-1945)


El caso más significativo fue el de Alemania, que entró a la SDN en 1926, y que con el ascenso de los nazis pretendió forjar el Gran Reich y conquistar su espacio vital siguiendo una política de hechos consumados, que dejó sin respuesta a las potencias democráticas. En 1935, Alemania anexionó el Sarre, entregado a Francia, con el apoyo de su población. Ese mismo año impulsó el rearme de la sociedad alemana con servicio militar obligatorio, configuró una potente fuerza aérea (Luftwaffe) y en 1936 inició la remilitarización de Renania. Hitler había quebrantado la práctica totalidad del Tratado de Versalles sin que las democracias reaccionasen.


Con el estallido de la guerra civil española en julio de 1936, se firmó el pacto del Eje Roma – Berlín donde Hitler y Mussolini se comprometían a apoyar al bando de Franco, y un mes después se firmó el Pacto Antikomintern entre Japón y Alemania con el que se comprometían a luchar contra el comunismo y la URSS, al que se adhirieron poco después Italia, España y Hungría.


La Guerra Civil española evidenció la debilidad de las democracias y su política de no intervención. Su neutralidad fue la evidencia de la actitud temerosa de los Estados europeos ante el apoyo nazi a Franco. El inmovilismo ante Hitler se debió en parte a la división política en Gran Bretaña entre conservadores y laboristas, y en Francia, entre el Frente Popular de Léon Blum y la derecha tradicional.


Gran Bretaña, dirigida por el conservador Neville Chamberlain, fue la que promovió la política de apaciguamiento respecto a Hitler: no se opondría frontalmente a sus acciones esperando que, una vez satisfechas sus aspiraciones de unificación germánica, detendría la política expansionista. Chamberlain fue apoyado por Francia. Por otro lado, se esperaba que Hitler fuera un aliado útil frente a la URSS y el comunismo, al que se temía más que al nazismo.


Esta política permitía ganar tiempo para desarrollar la industria de guerra británica, sobre todo la construcción de buques y aviones. La posición de Chamberlain fue interpretada por Hitler como una actitud de tolerancia a su programa expansionista.

1.2 El expansionismo previo a la guerra.

Ante la parálisis de las principales democracias, Hitler intensificó su programa de expansión territorial e incumplimiento del Tratado de Versalles, que él rechazaba por ser una imposición. En 1938 Alemania ocupó Austria y forzó un referéndum, consiguiendo el Anschluss, expresamente prohibido por el tratado. Semanas después ocupó los Sudetes, en Checoslovaquia, argumentando que allí vivían tres millones de habitantes germanos (pangermanismo) Francia, Reino Unido y la comunidad internacional no hicieron nada para evitarlo, y el propio Hitler convocó la Conferencia de Múnich en septiembre de ese año invitando a los jefes de gobierno de Gran Bretaña, Francia e Italia.


Allí se aceptaron las ocupaciones de Alemania a cambio de que Hitler prometiera (con su mejor sonrisa) no seguir ocupando Checoslovaquia. En marzo de 1939 Hitler atacó y acabó con el estado Checoslovaco, oh sorpresa. Aún así, Reino Unido y Francia mantuvieron su política de apaciguamiento que tantos fracasos estaba aportando.


Ante esta situación, Alemania ocupó territorios lituanos e Italia aprovechó para ocupar Albania, un Estado independiente de la costa adriática. La alianza entre ambos líderes se consolidó con la firma ese año del Pacto de Acero, lo que comenzó a hacer sospechar a los líderes europeos que quizás, pudiera ser, Hitler y Mussolini no tuvieran las más sanas de las intenciones.


En 1939 Hitler decidió acercarse políticamente a la URSS ante la eventualidad de una guerra en dos frentes como pasó en la Primera Guerra Mundial. Y, sorprendentemente, Stalin aceptó el acercamiento, ya que consideraba que la URSS no estaba todavía preparada para enfrentarse a Alemania, tan aislada como estaba. Así que ante la incredulidad internacional se firmó el Pacto Germanosviético en agosto de 1939 en el que los representantes de ambos estados se comprometían a no agredirse (algo que ninguno pensaba cumplir) y además incluía cláusulas secretas para repartirse Polonia y de reconocimiento del control de la URSS sobre Finlandia, Letonia, Estonia y Lituania.


Teniendo así controlado el este, Hitler decidió atacar Polonia, firmemente aliada con Reino Unido y Francia, a sabiendas del conflicto que desataría. El 1 de septiembre de 1939, tras ocupar la ciudad libre de Danzig, y ante la negativa de Polonia a la intención alemana de construir una autovía y una vía de ferrocarril que atravesaran su territorio, Hitler lanzó el ataque que sería respondido con la declaración del estado de guerra por el Reino Unido y Francia; en cumplimento de su acuerdo con Alemania, la URSS invadió el este de Polonia. La Segunda Guerra Mundial había empezado en Europa.

1.3 El expansionismo japonés.

Tras industrializare con la revolución Meiji, Japón inició una política expansionista en Asia y el Pacífico, buscando enclaves estratégicos, materias primas de las que carece y nuevos mercados. El emperador Hiro Hito asumió la política del espacio vital y construyó una poderosa fuerza naval, aliándose con Alemania contra el que consideraba su principal enemigo en la región, la URSS.


Controlando ya Corea, Japón invadió Manchuria, en China, creando un estado satélite, Manchukuo, en 1932. Pese a la condena de la SDN, siguió con su política de hechos consumados estimulando la exaltación patriótica y militar.

En 1937 inició la invasión del norte de China, que estaba en una guerra civil, y reforzó su alianza con Berlín y Roma.


El inicio de la guerra en Europa, en 1939, debilitó el control británico, holandés y francés sobre sus colonias asiáticas. La ocupación de Indochina (1940) y otros ataques contra China sirvieron de plataforma para el dominio de Japón en el Pacífico, donde su único competidor era Estados Unidos.

2.El desarrollo de la guerra I: las victorias del Eje (1939-1941).

La guerra se divide en dos grandes etapas: de 1939 hasta 1941 con las victorias del Triple Eje (Alemania, Japón e Italia y estados satélites), y desde 1942 hasta 1945 donde los Aliados (Reino Unido, Francia, URSS, EE.UU y China entre otros) lograron imponerse.

2.1 La guerra relámpago en Europa.

Con la invasión de Polonia, Alemania ponía en marcha un nuevo tipo de guerra que buscaba evitar el estancamiento de las trincheras de la anterior guerra. Este modelo se llamó la guerra relámpago (Blitzkrieg) y se basaba en la sorpresa y en la rapidez de movimientos del ejército alemán (Wehrmacht) combinando aviación con carros de combate (Panzer) e infantería, todo ello abastecido por la poderosa industria alemana a pleno rendimiento, con el objetivo de la destrucción del enemigo y la devastación de sus infraestructuras.

Con este sistema, Polonia cayó en tres semanas, gracias también a la ocupación soviética, que aprovechó además para extenderse por los estados bálticos hasta 1940. El siguiente objetivo de Alemania fue la Europa del norte, ocupando Dinamarca y Noruega y consiguiendo el apoyo del régimen sueco pronazi. De esta manera, Hitler se hizo con los recursos de la zona y controlaba el Mar del Norte para poder usarlo como plataforma contra Gran Bretaña.


El Reino Unido entendió por fin el peligro y el primer ministro Chamberlain dimitió en 1940 por su política de apaciguamiento y se formó un gobierno de unidad nacional presidido por Winston Churchill, acérrimo defensor de parar a Hitler desde el principio.


El ejército alemán siguió su expansión por la Europa continental, y atravesando los Países Bajos y Bélgica en 48 horas, invadió Francia, que lo esperaba mucho más al sur. Las tropas francobritánicas y belgas en la zona quedaron aisladas y tuvieron que ser evacuadas desde Dunkerque (operación Dinamo).


No se pudo contener el avance de la Wehrmacht, al que oportunamente se sumó Italia, y tras llegar a París el 14 de junio de 1940, el mariscal Pétain tuvo que rendirse. La ocupación partió Francia en dos: el norte, bajo dominio directo de los nazis, y en el sur un Estado títere colaboracionista con Alemania bajo la autoridad de Pétain, con capital en Vichy. Pero desde Londres, el general Charles de Gaulle se anunciaba la «Francia libre» dirigida que llamaba a la resistencia contra los ocupantes.

2.2 La batalla de Inglaterra.

El siguiente objetivo de Alemania parecía claro, el Reino Unido. Usando el control sobre toda la costa atlántica europea (Noruega, Dinamarca, Bélgica, Holanda y Francia), desde el verano de 1940 se organizaron una serie de constantes ataques aéreos con bombardeos en todos los núcleos urbanos, industriales y militares, con la pretensión de debilitar a los británicos para poder lanzar una invasión por mar que ocupara el territorio.


Se produjeron intensos combates entre la aviación alemana, la Luftwaffe, y la aviación británica, la RAF (Royal Air Force), que finalmente consiguió repeler la agresión. Mientras, el cerco marítimo alemán sobre el archipiélago tampoco consiguió doblegar la resistencia inglesa alentada por Churchill (sangre, sudor y lágrimas), que contó con la ayuda de Estados Unidos desde marzo de 1941. Hitler se vio frenado por primera vez y tuvo que renunciar a la invasión, aunque el coste de los bombardeos fue devastador.

2.3 La campaña contra la URSS.

Pese al Pacto Germanosoviético, Hitler tenía planeado tacar a la URSS, en lo que se llamó la Operación Barbarroja.


Antes de llevarla a cabo, y tras el fracaso de Mussolini invadir Grecia, Alemania tuvo que atacar la zona balcánica, incorporando a Hungría, Rumania, Eslovaquia y Bulgaria como estados satélites entre 1940 y 1941. También se atacó y absorbió Yugoslavia y, finalmente, Grecia.


Alemania podía ahora centrase en la URSS teniendo la zona balcánica controlada, por lo que atacó en junio de 1941, con el fin de erradicar el comunismo bolchevique y controlar las enormes riquezas soviéticas: alimentos, petróleo, minerales… Alemania empezaba a acusar cierta fatiga por el enorme esfuerzo de tantos combates y en tantos frenes, por lo que necesitaba urgentemente esos recursos. Contó con la colaboración de la División Azul, un ejército español enviado por su aliado Franco de 50.000 soldados

El ataque tuvo tres líneas: Leningrado (antigua Petrogrado) al norte, Moscú en el centro y Ucrania y las regiones industriales al sur. Pero la resistencia durísima soviética, la llegada del invierno y la táctica de “tierra quemada” rusa en su retirada frenó y paralizó el avance alemán: las tropas alemanas no pudieron conquistar Moscú; Leningrado resistía sitiada por las tropas alemanas durante casi tres años (hasta enero de 1944), con un coste de más 2.500.000 de bajas; además, el avance alemán hacia el sur fue frenado en la batalla de Stalingrado, que finalizó con la rendición alemana, al cabo de casi un año de cerco a la ciudad, y 2.300.000 muertos. Fue la primera gran derrota del ejército alemán y marcó el inicio del declive nazi en el continente europeo desde 1942.

2.4 La guerra en el Pacífico.

Tras su expansión por Asia, Japón chocó con los intereses norteamericanos en el Pacífico, por lo que, sin aviso previo ni declaración de guerra, el 7 de diciembre de 1941 atacó la base aérea norteamericana de Pearl Harbour, en Hawai. La opinión pública estadounidense, dividida hasta ahora sobre si participar en la guerra, se decantó por la intervención: el presidente Roosevelt declaró la guerra a Japón, Alemania e Italia.

El avance japonés fue imparable hasta mediados de 1942, ocupando las colonias asiáticas de Gran Bretaña, Países Bajos y Francia (Hong Kong, Singapur, Malasia, Birmania, Indonesia…) y llegó a las Filipinas. Los japoneses también intentaron ocupar Nueva Guinea y Australia, pero fueron contenidos por Estados Unidos en las batallas del Mar de Coral y de las Islas Midway, entre mayo y junio de 1942. La derrota japonesa en Guadalcanal, en febrero de 1943, fue el punto de inflexión de la contienda en el Pacífico, marcando el declive nipón.

3.El desarrollo de la guerra II: las victorias aliadas (1942-1945).

3.1 La guerra en el desierto

Tras el intento fallido italiano de hacerse con el control del Canal de Suez (enclave fundamental para el transporte del petróleo) invadiendo Egipto en 1940, Alemania creó el Afrikakoprs, dirigido por Rommel, conocido como el Zorro del desierto por su pericia, que adaptaba el poderoso ejército alemán a la lucha en tu territorio tan hostil como el norte de África.


Tras los éxitos iniciales de Rommel, pese a no estar del todo bien visto entre el gobierno del Reich por no ser nazi, los aliados dirigidos por el general Montgomery consiguieron frenar a las tropas alemanas en El Alamein (noviembre de 1942). Desde ahí, el ejército aliado desembarcó en el África francesa y venció definitivamente a Rommel en Túnez (mayo de 1943). Así, el norte de África se perfiló como plataforma para la invasión aliada de Italia.

3.2 La derrota nazi.

Desde 1943, la situación para el Triple Eje empezó a decaer. El potencial económico, bélico y humano de los aliados era muy superior, especialmente con la suma de la URSS y EE.UU., mientras que Alemania estaba agotándose por el esfuerzo, especialmente por la falta de petróleo al no poder acceder a importantes fuentes de abastecimiento en el norte de África y en territorio soviético. A esto hay que sumar que los territorios dominados por los nazis en Europa se resistían a la ocupación activamente y los continuos bombardeos que se generalizaron sobre las ciudades alemanas; todo esto fomentó la desmoralización del Eje ante las cada vez mayores dificultades, que les obligaban a replegarse.


En julio de 1943 se inició la campaña de Italia con el desembarco aliado en Sicilia y la ocupación del sur de la península, lo que provocó la caída y encarcelamiento de Mussolini. Hitler reaccionó invadiendo el centro y el norte de Italia y rescatando al Duce. La península quedó dividida en dos partes: al norte se formó la República Social Fascista de Saló, con Mussolini al frente; al sur se instauró una monarquía, con un gobierno antifascista, que declaró la guerra a Alemania. Desde el sur se lanzaron ataques que en junio de 1944 llevó a los aliados a conquistar Roma.


En el frente oriental, el Ejército Rojo soviético expulsó a los alemanes y avanzó hacia Berlín, liberando a los territorios de Europa del Este de los nazis, a la vez que las resistencias yugoslava y albanesa expulsaba a los alemanes.

En el frente occidental se produjo el 6 de junio de 1944 el desembarco de Normandía donde los aliados occidentales apoyados por la resistencia francesa comenzaron a forzar el repliegue de los alemanes, liberando Francia (París en agosto de 1944 gracias a La Nueve, compañía española de exiliados antifascistas), Bélgica y Países Bajos.


El año 1945 significó el hundimiento final de Alemania. Las tropas soviéticas liberaron Hungría y Polonia, entraron en Austria y Checoslovaquia, y el 24 de abril, llegaron a Berlin, mientras los aliados angloestadounidenses, dirigidos por Eisenhower, penetraron por la orilla izquierda del Rhin. Hitler se suicidó el 30 de abril. Dos días antes, Mussolini había sido capturado y ejecutado por la resistencia italiana, con lo que finalizó la liberación del norte de Italia. Berlín capituló el 2 de mayo ante el mariscal ruso Zukow, y durante los días 7 y 8 se firmó la rendición incondicional del III Reich.

3.3 La derrota japonesa.

El general MacArthur dirigió la ofensiva norteamericana en el Pacífico, con dos frentes, desde Australia a Filipinas y desde Hawai hacia Japón. Pese a que la superioridad norteamericana era manifiesta, los japoneses no aceptaban la rendición, siendo el mejor ejemplo los kamikazes, pilotos suicidas de cazas. Desde noviembre de 1944 EE.UU. bombardeaba Tokyo y otras ciudades, pero sin que se vislumbrara la rendición de Japón ni siquiera tras la derrota de Alemania.


Basándose en esto, el nuevo presidente de EE.UU., Truman, sucesor del difunto Roosevelt, fallecido en abril de 1945, decidió lanzar dos bombas atómicas sobre Hiroshima y Nagasaki, los días 6 y 9 de agosto de 1945, que supusieron más de 200.000 muertes inmediatas de militares y, sobre todo, civiles. Ante la amenaza de repetir esos ataques, el 2 de septiembre se producía la capitulación japonesa, acabando definitivamente la guerra.

4.Europa bajo el dominio nazi.

4.1 La ocupación nazi.

Los países vencidos, incorporados u ocupados por el Reich, fueron administrados y controlados por el ejército y la policía alemanes, teniendo como objetivo la organización de Europa en beneficio de Alemania. Se impusieron las requisas forzosas de productos, la explotación y esclavización de la población (los trabajadores extranjeros en la industria alemana pasaron de 300000, en 1939, a 5.300.000 en 1944), así como el control de las empresas por capitales alemanes, especialmente en la producción alimenticia y minera, sin atender a las necesidades de la población autóctona.


Esta imposición se consiguió mediante un régimen del terror. La Gestapo y la SS arrestaban, torturaban y deportaban hacia campos de concentración a todos los que se resistían, decidiendo la eliminación sistemática y masiva de las personas o colectivos considerados peligrosos, inferiores o despreciables: polacos, judíos, gitanos, discapacitados, homosexuales, comunistas, socialistas, demócratas, negros, liberales, y un largo y escalofriante etcétera.

4.2 Los campos de concentración.

Los campos de concentración son lugares de reclusión de todos aquellos que no encajaban con el perfil nazi, y se empezaron a construir desde el momento que se hicieron poder, en 1933. Destacaron inicialmente Dachau, Mauthausen y Ravensbrück, donde acabaron buena parte de los republicanos españoles. Con la guerra y la ocupación de más territorios, la construcción de campos se intensificó, encarcelando a disidentes y miembros de la resistencia.


El campo de Auschwitz-Birkenau fue el más famoso y mortal, convirtiéndose en un campo de exterminio en el que se pusieron en práctica las últimas novedades tecnológicas para la liquidación en masa de personas (cámaras de gas, hornos crematorios…). Llegó a exterminar a unas 10.000 personas diarias sistemáticamente. Desde 1942 funcionaron también campos más pequeños, específicamente de exterminio (Chelmno, Treblinka, Sobibor…), diseñados para eliminar rápidamente a miles de deportados (limpieza étnica), teniendo como objetivo asesinar a todos los judíos de Europa (la solución final): 6.000.000 de judíos asesinados en lo que se conoce como la Shoá (catástrofe, en hebreo).


Los campos, dirigidos por la Gestapo y las SS, eran espacios cercados con muros, alambradas eléctricas y torres de vigía. Los presos vivían hacinados en barracones y estaban sometidos a unas duras condiciones de subalimentación, humillaciones (debían llevar signos de su situación, como el brazalete de la estrella de David para los judíos o el triángulo rojo para comunista), torturas y trabajos forzados de los que se beneficiaron las grandes empresas alemanas con mano de obra esclava y prescindible.

4.3 Colaboracionismo y resistencia.

Ante la ocupación nazi, la población tuvo que tomar partido entre colaborar con los nuevos dirigentes u organizar alguna fórmula de resistencia a la invasión fascista, si bien es cierto que la mayoría de la población optó por intentar seguir con su día a día ante el terror del violento régimen impuesto por los nazis para al menos intentar salvar la vida, cosa que no siempre consiguieron.


Entre los colaboracionistas, siendo el mejor ejemplo el gobierno títere francés de Vichy, estaban industriales y empresarios anticomunistas y deseosos de los beneficios cuantiosos que la economía de guerra del Eje proporcionaba con sus campos de concentración y requisas; también encontramos aquí a los miembros de los partidos fascistas y de extrema derecha que pululaban con mayor o menor apoyo por lo países controlados por el Reich.


Los movimiento de resistencia fueron fundamentales en muchos países invadidos para debilitar el control nazi a través de tareas de sabotaje y de espionaje en apoyo de los aliados, actuando como quintacolumnistas dentro de los dominios del III Reich. Destacaron especialmente los casos de Tito en Yugoslavia, que lo convirtió en el líder del país durante años, el de los partisanos comunistas en la Italia fascista y el liderazgo del general De Gaulle de la Francia libre apoyado por los maquis, aunque en la totalidad de los territorios ocupados los podemos encontrar de una manera u otra.

5.Las consecuencias de la guerra.

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5.1 Las consecuencias demográficas

El mayor conflicto de la Historia de la humanidad supuso la muerte de más de 55.000.000 de personas (aunque algunos historiadores lo elevan a 80 ó 100 millones). Los países más afectados fueron la URSS (con casi 20 millones de muertos), Polonia, Alemania y China. A estas horribles cifras hay que sumar 35.000.000 de heridos y un número aproximado de 3.000.000 de desaparecidos, que probablemente deberán engrosar las listas de los fallecidos.


El dato más escalofriantes es que más de la mitad de las víctimas, 28.000.000, eran civiles no combatientes que murieron por las innumerables bombardeos en la retaguardia en todos los frentes para destruir la capacidad industrial del enemigo y atemorizar a la población, y también por el terror y la violencia sistemáticos implantados en las zonas ocupadas, con represaliados, exterminados y deportados tanto en Europa como en Asia por la invasión japonesa. La población civil en la retaguardia es un concepto que desaparece en este conflicto, la guerra es total.


También debemos hablar de las víctimas indirectas tras la guerra causadas por las hambrunas, las heridas y la radiación de las bombas atómicas, en un número que nos es difícil precisar, pero que alcanza varios millones.


Después de 1945 continuaron los desplazamientos de población por la liberación de prisioneros y de trabajadores forzados que retornaban a sus países, y por las modificaciones de las fronteras y las expulsiones de minorías étnicas como consecuencia de la configuración de nuevos Estados. 30.000.000 de europeos deambularon por el continente en la posguerra, colaborando en crear una sensación de caos e incertidumbre, sobre todo en Europa central y oriental. En Asia, cerca de 7.000.000 de japoneses fueron también repatriados desde Corea y China hacia el archipiélago al que había quedado reducido el nuevo Japón.

5.2 Las consecuencias económicas.

Las necesidades bélicas de un conflicto tan prolongado e intenso supusieron un notable incremento del intervencionismo estatal en las economías, incorporando mano de obra masiva entre la población femenina y entre la población ocupada y a menudo deportada.


Europa oriental quedó devastada por la ferocidad de los combates y la táctica de tierra quemada (destruir todas las infraestructuras y comunicaciones) usada por los soviéticos (y en parte por los alemanes) al replegarse y ceder terreno.


En Europa occidental la destrucción se centró sobre todo en las ciudades y las vías de comunicación, principales objetivos de los bombardeos enemigos. Japón quedó destrozado por los feroces bombardeos, con Tokyo y otras ciudades aniquiladas, y las colonias europeas del sur y sudeste asiático quedaron desorganizadas económicamente.


Aquellos países que participaron en la guerra pero apenas tuvieron combates en su territorio (EE.UU., Canadá, Australia, Suecia…) experimentaron un incremento de su riqueza. En especial Estados Unidos, con un fuerte crecimiento económico que reafirmó su posición hegemónica. La Unión Soviética, a pesar de las destrucciones, se transformaría en una gran potencia mundial gracias al mantenimiento de su zona industrial asiática y al control que ejerció sobre Europa oriental.


La reconstrucción de Europa partió de la conservación parcial de la industria bélica en Gran Bretaña y Francia, el restablecimiento de las comunicaciones y el abastecimiento de materias primas y de fuentes de energía, y en especial desde que EE.UU. aportó recursos financieros.


La intervención del Estado en la economía y la sociedad europeas sentó las bases para la creación del Estado del bienestar. Las victorias electorales de los laboristas y socialdemócratas en varios países implicaron una política de recuperación de la vida económica y también la atención de las necesidades sanitarias, de vivienda y educación, con una nueva política fiscal que buscaba la redistribución de la riqueza.

5.3 Las consecuencias morales.

La violencia, la crueldad, el terror, la represión y el salvajismo desatado en la Segunda Guerra Mundial, siendo su máximo exponente los campos de concentración y las bombas atómicas, provocaron un auténtico trauma moral a la opinión pública planetaria, en especial al ir destapando los horrores de la guerra tras su fin (Auschwitz, Hiroshima, masacres soviéticas en Polonia…), lo que llevó a plantearse los valores políticos e incluso éticos de las sociedades participantes, especialmente las europeas.


En este contexto, los principales vencedores de la guerra crearon un tribunal internacional que definió un nuevo concepto de derecho internacional: el de los crímenes contra la humanidad. El juicio de Nuremberg (20 de noviembre de 1945-30 de septiembre de 1946) juzgó a dirigentes nazis ante un tribunal formado por magistrados de los cuatro grandes Estados: EE.UU., la URSS, Gran Bretaña y Francia, aunque pocos dirigentes nazis llegaron al proceso ya que algunos se habían suicidado al final de la guerra (Hitler, Goebbels), otros huyeron (Borman, Eichmann) y algunos pocos se quitaron la vida durante el proceso (Goering). De los 21 procesados más destacados, 3 fueron absueltos, 4 condenados a entre 10 y 20 años de cárcel, 3 a cadena perpetua y 11 a muerte.


Este proceso permitió hacer un balance público de las salvajes atrocidades del nazismo y sentó precedente para que no volvieran a quedar impunes los actos criminales cometidos por los responsables políticos y altos cargos militares, sentando las bases de lo que luego se llamará la justicia penal internacional con el Tribunal Internacional de Justicia con sede en la Haya (1945).

5.4 Las mujeres en la guerra.

La Segunda Guerra Mundial fue fundamental para el avance hacia la igualdad social de géneros. Debido a la naturaleza del conflicto, millones de mujeres de incorporaron al mercado laboral en trabajos que hasta ahora eran exclusivos de hombres, como las industrias, y ese cambio ya no tenía marcha atrás.


Por otro lado, las movilizaciones fueron tan masivas que cientos de miles de mujeres se incorporaron al conflicto: en el ejército norteamericano formaron unidades de reservistas e incluso de pilotos de guerra, aunque nunca llegaron a combatir; también se reclutaron más de 60.000 enfermeras militares; en el ejército soviético miles de mujeres combatieron y recibieron honores como sus compañeros varones, sobre todo en aviación, infantería e inteligencia; fue fundamental el papel de las mujeres en la resistencia de los países ocupados por los nazis y japoneses, sin cuya labor no se podía haber resuelto la guerra como se hizo; varias mujeres colaboraron también en la tarea de descifrar los códigos alemanes de la conocida máquina Enigma en Bletchley Park.


El lado oscuro fue el especial ensañamiento que con las mujeres se tuvo en los campos de concentración y de prisioneros, sometidas a vejaciones, mutilaciones, violaciones e incluso a la esclavitud sexual por los mandos japoneses en sus campos de concentración del sudeste asiático. De forma tristemente similar, aunque con menos incidencia, las mujeres nazis fueron objeto de la ira popular tras la victoria aliada.

5.5 Las conferencias de paz.

La gestión de la paz se hizo mediante una serie de conferencias entre los aliados. Las más importantes fueron las conformadas por los tres grandes (Reino Unido, URSS y EE.UU) en Teherán en 1943 y en Yalta en febrero de 1945 (Alemania estaba a punto de caer). En ellas se organizó la desnazificación de Alemania para evitar errores como el Tratado de Versalles, las nuevas fronteras de la URSS (incorporando los estados bálticos y Ucrania, entre otras regiones), la necesidad de incorporar a Francia a propuesta de los británicos, las reparaciones de guerra y la creación de una nueva entidad internacional tras el fracaso de la Sociedad de Naciones, la ONU.


Tras la celebración de esta conferencia, la colaboración más o menos efectiva de los tres aliados decayó, en parte por el cambio en la presidencia de los EE.UU. con Truman, mucho más beligerante con el comunismo. Por eso en la conferencia de Postdam, entre julio y agosto de 1945 (con Alemania ya vencida y Japón acorralado), la tensión entre Truman y Stalin fue mayor. En esta conferencia se decidió el tutelaje y reparto de Alemania y de Berlín, las fronteras de Polonia y se estableció la ocupación de Japón por EE.UU, preocupada por el avance soviético en el este de Asia.


En la conferencia de París, en 1946, se elaboraron los tratados de paz con Italia, Rumanía, Hungría, Bulgaria y Finlandia, que se firmaron en 1947. El tratado con Austria no llegó hasta 1955, manteniéndose ocupada por los aliados. Alemania no firmó un tratado de paz, sino que fue reemprendiendo progresivamente las relaciones con los vencedores.

5.6 La Organización de Naciones Unidas

El fracaso de la SDN y su desprestigio llevó a que en la conferencia de San Francisco de 1945 se aprobara la Carta de la Organización de Naciones Unidas, con 46 estados fundacionales.


Sus objetivos eran el mantenimiento de la paz y la seguridad internacional, la cooperación económica y social, la igualdad de todos sus miembros para resolver los conflictos, el rechazo de la fuerza, la no injerencia en los asuntos internos de cada nación y el derecho de los pueblos al autogobierno.


Todos los Estados miembros de la ONU están representados y tienen voto en la Asamblea General, órgano cuya autoridad es básicamente moral, ya que sólo puede emitir recomendaciones. Además, cuenta con diversos organismos administrativos entre los que destaca claramente el Consejo de Seguridad que puede imponer sanciones económicas y decidir emplear las fuerzas armadas (los cascos azules), formado por cinco miembros permanentes con derecho a veto (EE.UU., Reino Unido, URSS, Francia y China) y otros cinco países rotatorios cada dos años.

La figura más pública de la ONU es el Secretario General y algunas de las agencias de la ONU son el FMI, ACNUR, UNESCO, FAO, UNIC