Europa feudal

La organización feudal

Las segundas invasiones

Hacia el año 1000, Europa estaba dividida en numerosos reinos, y las frecuentes y constantes guerras entre ellos facilitaron la llegada de nuevos invasores, aprovechando su debilidad:
1º Vikingos o normandos, procedentes de Escandinavia ocuparon Britania, Normandía y Sicilia.
2º Magiares, que ocuparon Hungría.
3º Sarracenos, piratas musulmanes del norte de África.
La violencia de los pueblos invasores y las continuas guerras generaron un clima de inseguridad que hizo temer a algunos que con el año 1000 llegara el fin del mundo (por aquello de los números redondos), en lo que se conoce como milenarismo

El feudalismo
Los campesinos buscaron la protección de los nobles que disponían de ejércitos y castillos. A cambio, los nobles les exigieron que trabajasen para ellos y que se sometieran a su autoridad. Así comenzó la servidumbre: Los campesinos se convirtieron en siervos, incluidos en la tierra.

Los nobles estaban ligados al rey por un pacto de vasallaje en la ceremonia del homenaje: los nobles se convertían en sus vasallos, jurándole fidelidad, ayuda militar y consejo, y el monarca les concedía un feudo. A su vez, los nobles podían tener a otros nobles como vasallos, creando así una red jerárquica de señores y vasallos.

Los feudos o señoríos eran las tierras que los nobles gobernaban y explotaban a través de los campesinos.
Los señores feudales tenían derechos de jurisdicción sobre sus feudos (gobernar e impartir justicia) y cobraban impuestos por el uso de todo lo que era propiedad del señor: molinos, puentes, herrerías, hornos, bosques, prados…

Dentro de los feudos, había dos tipos de tierras:
1º La reserva señorial, cuya explotación quedaba en manos del señor
2º Los mansos, que se cedían a los campesinos para que cultivasen sus tierras a cambio de unas rentas.


En cada feudo había un castillo y una o varias aldeas, en las que vivían los campesinos que dependían del señor feudal.

La monarquía feudal


El poder de los reyes en sus reinos era muy escaso, con un ejército reducido, y en sus tareas de gobierno les ayudaba un grupo de personas que formaban la Curia o Consejo real. Tampoco tenían apenas capacidad para cobrar los impuestos, y todo esto se agravaba con la costumbre de dividir sus reinos entre sus hijos, que provocaba una fragmentación cada vez mayor.
Para todas estas tareas, dependían de los señores (nobles y clérigos) y sus ejércitos, por lo que los monarcas intentaron establecer lazos personales de fidelidad con ellos. Toda esta situación provocó que los reyes cada vez tuvieran menos poder y los nobles cada vez más.

La sociedad estamental


La sociedad medieval se organizó en tres estamentos, a los que se pertenecía por nacimiento (excepto el clero). Los dos primeros estamentos eran los privilegiados y el resto de la población carecía de todo tipo de privilegios. Los privilegiados no tenían que trabajar ni pagar impuestos, podían acceder a los cargos públicos y de gobierno, y eran los propietarios de la mayor parte de las tierras y la riqueza. El origen de los estamentos está en un teórico reparto de tareas de orden religioso: los que luchan, los que rezan y los que trabajan.


Los tres estamentos eran los siguientes:
La nobleza, cuya función era la defensa al resto de la población.
El clero (monjes y sacerdotes), que rezaba para conseguir la salvación espiritual de la gente.
Los trabajadores (campesinos, artesanos y comerciantes), que se encargaban de producir y vender los bienes que necesitaba la sociedad.

Los privilegiados: la nobleza


Su principal actividad era la guerra. Se formaban para ella desde pequeños sirviendo como pajes y escuderos de otros nobles. Cuando alcanzaban la mayoría de edad, se convertían en caballeros. Para entrenarse se enfrentaban en justas y torneos, a veces auténticos eventos de masas, con público y festivales. Cuando sus señores los convocaban a la guerra, cada noble formaba su propio ejército, llamado mesnada. Los nobles más poderosos vivían en grandes castillos, fortalezas militares. Todo esto se financiaba con las rentas de los feudos o señoríos que tenían.
La mujer en la nobleza estaba sometida al hombre. Sus principales funciones eran la de continuar el linaje con sus hijos a través del matrimonio, organizar las tareas domésticas y encargarse de la educación de los hijos.

Los campesinos


Los campesinos eran la inmensa mayoría del estamento no privilegiado. Tenían situaciones diferentes:


1ºPequeños propietarios: trabajaban sus propias tierras, pequeñas parcelas. Cada vez eran menos.
2ºLos siervos, sometidos totalmente a su señor feudal, para el que trabajaban gratuitamente a cambio de comida. No podían abandonar nunca el feudo.
3ºLos campesinos libres, que trabajaban los mansos y tenían que pagar impuestos de renta al señor.


Todos los campesinos debían pagar también el diezmo a la Iglesia y prestar servicios personales a sus señores (servir en su mesa, reparaciones en castillos, trabajar la reserva señorial…) Trabajaban todos los días en largas jornadas, con herramientas muy atrasadas. Usaban el abono natural del estiércol de los animales, aplicando la técnica de barbecho, bienal habitualmente, lo que daba escasos beneficios. Los principales cultivos eran los cereales (trigo para el pan y cebada para pan y cerveza), legumbres y hortalizas. La base de su alimentación era precisamente el pan.

Eran autosuficientes porque producían casi todo lo que necesitaban, vivían en pequeñas aldeas con modestas viviendas hechas de materiales sencillos. En ellas vivía toda la familia y los animales que pudieran tener.
En general tenían un nivel de vida muy bajo y una corta esperanza de vida, que no llegaba a los 40 años, por la mala alimentación, la falta de higiene y la atrasada medicina.

Los privilegiados: el clero


El clero estaba dividido en:
Clero secular, formado por cardenales, obispos, arzobispos y sacerdotes.
Clero regular, integrado por las órdenes religiosas encabezadas por un abad o abadesa.


Al frente de la Iglesia estaba el papa como máxima autoridad religiosa de la cristiandad. La Iglesia tenía un gran poder político y económico porque intervenía en todos los asuntos de Estado, incluso en las guerras con su
propio ejército o a través de la Tregua de Dios, una pausa que imponía a toda la Cristiandad. Tenía tierras por las que cobraba rentas, y recibía de los campesinos el diezmo, que constituía la décima parte de su cosecha, era la
institución más rica de Europa. También establecía la moral (la única aceptada y de obligado cumplimiento) y marcaba los ritmos de la vida cotidiana, como el calendario, las fiestas, las horas con las campanas… Los
monasterios fueron también los principales depositarios del conocimiento con sus bibliotecas.

La extensión de la cristiandad
En la Edad Media la mayor parte de Europa profesaba el cristianismo. Entre los siglos XI y XII amplió sus fronteras entre los nórdicos y eslavos, así como en la conquista de Al-Andalus. Más allá de sus fronteras europeas, el cristianismo se extendió a través de las cruzadas, que fueron intervenciones militares organizadas por el papa y los reyes para conquistar Tierra Santa a los musulmanes, y tras ocho intentos acabaron en fracaso. La primera fue en 1096. Los cruzados fundaron reinos en Tierra Santa y crearon órdenes militares con monjes-soldados para su defensa, como los templarios o los hospitalarios. Los que participaban podían matar a los musulmanes sin ser considerado un pecado, siendo además absueltos de todos los pecados anteriores. Fueron muy importantes también las peregrinaciones a las ciudades santas como Jerusalén, Roma o Santiago de Compostela.