Población de España y Europa

Introducción: las fuentes demográficas

Para conocer la Demografía (el estudio de la población de un territorio), los geógrafos cuentan con varias fuentes. Pueden consultarse en el Instituto Nacional de Estadística (enlace a la web del INE). Las principales fuentes son:

-Censo: lo lleva a cabo el Estado cada diez años y recoge datos de tipo social (género, fecha y lugar de nacimiento, empleo, nacionalidad…) y culturales (estudios, formación…).
-Padrón municipal: recopilado por los ayuntamientos de forma permanente incluye datos sociales y de residencia.
-Registros civiles: donde se registran variables como nacimientos, defunciones y matrimonios.

La dinámica natural de la población española

A comienzos de 2020, España contaba con algo más de 47 millones de habitantes (47.329.981). El crecimiento natural de la población en España es ahora mismo negativo, este último año la población ha decrecido -1,21 por dos factores:

-Bajas tasas de natalidad y fecundidad. Desde los años 70, la tasa de natalidad empezó a descender por la incorporación masiva de la mujer al
mercado laboral y la extensión del uso de medios anticonceptivos. A comienzos de este siglo, se produjo un ascenso por la llegada de muchos inmigrantes jóvenes, pero se frenó desde 2007 por la crisis. La natalidad es de 7,6‰ y el número medio de hijos por mujer es de 1,23, uno de los más
bajos de Europa.
-Baja tasa bruta de mortalidad. El gran incremento de la esperanza de vida, de más de 83 años, se debe a la higiene, a los avances en medicina y a una mejor alimentación. La tasa de mortalidad es de 8,81‰.

La estructura de la población española

El 51% de la población española son mujeres: 24,13 millones son mujeres y 23,19 millones son hombres. Aunque nacen más hombres que mujeres, la mortalidad es más alta en los varones, por lo que su esperanza de vida es menor que la de ellas.

Hay un incremento de la población mayor (más de 64 años), por el descenso de las tasas de natalidad, la alta esperanza de vida y las migraciones.

Según la actividad económica, la población se clasifica en población activa (en edad de trabajar: 16-65 años), dividida a su vez en ocupada y desocupada, y en población inactiva. El porcentaje de personas dedicadas al sector primario ha descendido progresivamente desde el siglo pasado. Desde los años 70 se ha dado un proceso de terciarización de la economía, siendo este sector el predominante con cerca del 70% de la población activa.

La distribución de la población española

El 80 % de la población española vive en ciudades, por lo que las zonas urbanas presentan densidades mucho más altas que las rurales. Hay grandes desigualdades en el reparto de la población por provincias, que se deben a factores:

Socioeconómicos: las áreas con un mayor desarrollo económico atraen más a la población.
Demográficos: las áreas mediterráneas y del sur peninsular y Canarias han tenido un mayor crecimiento natural y una población más joven.
Físicos: el clima suave del litoral y las zonas llanas de altitud media favorecen el poblamiento, mientras que el clima duro del interior y las áreas montañosas lo dificultan.

Las Comunidades más pobladas son Andalucía, Cataluña, Madrid y Valencia, que aglutinan alrededor del 60% de la población española. Las menos pobladas son Castilla-La Mancha, Castilla y León y Extremadura. La densidad de población en 2020 era de 93,53 habitantes por Km2.

La población europea

Europa es un continente pequeño y en su territorio se distribuyen 49 Estados independientes. La población es de más de 738 millones de habitantes, cerca de un 10% del total del planeta. Desde 1800 hasta nuestros días, el número de habitantes se ha multiplicado en Europa por cuatro. Después de las pérdidas humanas de las guerras, desde 1945 la población se recuperó y, a partir de los años noventa, la población europea se ha estancado por el envejecimiento y por la caída de la natalidad.

La tasa de natalidad es baja, motivado en parte por la incorporación de la mujer al mercado laboral, el acceso a los anticonceptivos, el envejecimiento de la población o la despenalización del aborto. Las tasas más bajas (9,1‰) están en Europa meridional y las más altas (12,3‰) en Europa nórdica. Las mujeres tienen 1,6 hijos de media.

La tasa de mortalidad es también baja, pero ha aumentado en los últimos años porque hay un envejecimiento de la población. En los países del este la tasa es mayor (14‰) y el resto en torno a 9,5‰. La esperanza de vida media es de 77’8 años (80 las mujeres y 73 los hombres). Las principales causas son el cáncer, las enfermedades cardiovasculares y los accidentes de tráfico.

Europa es el continente más envejecido del mundo y el único con cifras superiores al 15 % de habitantes con 65 o más años, en países como Suecia o Alemania.

Esto tiene consecuencias importantes:
Disminuye el porcentaje de personas que cotizan a la seguridad social y se incrementan el gasto sanitario y de pensiones. Los Estados intentan hacer frente a estos problemas con políticas de apoyo a la natalidad, ajustes en los sistemas de pensiones y control de la inmigración.

El crecimiento demográfico no ha sido igual en toda Europa. Existen grandes disparidades entre la población absoluta de los países que la forman. Los países más poblados son Rusia, Alemania, el Reino Unido, Francia, Italia y España, pero la mayor parte de los países europeos tienen menos de 10 millones de habitantes. El crecimiento natural general está estancado o incluso en regresión en algunos países, lo que se ve complementado con las migraciones, tanto entre países europeos, como las recibidas desde África, Asia y antiguas dominios coloniales. Una excepción en este bajo crecimiento es Irlanda, con una población muy joven.

La mayor densidad de población media de 70 habitantes por Km2. Las zonas más habitadas se encuentran desde el sudeste de Inglaterra al noroeste de Italia, en el litoral mediterráneo y Centroeuropa. Las zonas menos pobladas están en el norte de Europa, en las zonas montañosas y con aquellas recursos naturales escasos. Intervienen varios factores en la distribución demográfica de Europa: los físicos (los sistemas montañosos y las zonas frías del norte y del este reducen el número de habitantes) y los socioeconómicos (en los lugares en los que hay más empleo y mayor calidad de vida).